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J. Alejandro Rojas Luna

Motorama retumba en el teatro Metropólitan de la Ciudad de México




Se estima que hacia finales de la década de los setenta el post punk se estableció en Reino Unido como un género que se nutría de influencias  tales como el new wave basado en el uso de sintetizadores y otros elementos de música electrónica, aspecto que se ligaba con elementos del rock gótico al compartir perspectivas oscuras y melancólica de determinadas realidades ya sea por medio de las letras o los sonidos.

Desde entonces el post punk se ha mantenido como un género vigente sin ser necesariamente un fenómeno de masas, pero sí uno valorado por personas que en cualquier latitud del planeta de identifican entre sí, sirva el caso de Motorama, la banda formada en el 2005 en la ciudad de Rostov del Don, en Rusia, para ejemplificar la manera en la cual esta rama desde entonces se ha extendido a cualquier lugar del mundo, siendo el caso de la Cuidad de México una de las muestras más recientes y contundentes.

El reciente 2 de marzo el teatro Metropólitan fue el recinto cuyo escenario fue ocupado por Vladislav Parshin (voz y guitarra), Maxim Polivanov (guitarra), Airin Marchenko (bajo) y Michail Nikylin (batería), quienes por espacio de veintinueve canciones establecieron un vínculo particular con el público que agotó las entradas para las dos presentaciones que realizaron.



Y es que Motorama tiene una forma singular de relacionarse con la audiencia, ya que Michail es el motor de combustión interna que con el golpeteo preciso de las baquetas contra los tambores y platillos impulsa y sostiene la marcha a lo largo de cada pieza, en tanto Vladislav es el sistema hidráulico que por medio de distintos recursos utilizados entre guitarra y programaciones traza el rumbo hacia donde habrá de conducirse el concierto en su totalidad. Por su parte, Airin y Maxim se mueven justo lo necesario cual si estuviesen en su mundo particular mientras tocan sus instrumentos, parecen abstraerse de todo para ser el sólido bastión de la base rítmica, dicha combinación de personalidades es la que dota de un halo atractivo al que la gente respondió con emoción coreando la letra de las canciones o haciéndolo por medio de exclamaciones, además de bailando tenue, pero acompasadamente. Realmente es excepcional la relación que se establece entre Motorama y sus escuchas.



Siete son los álbumes de estudio que Motorama ha lanzado desde 2010, siendo Sleep, and I will Sing (2023), su encarnación más reciente, de tal modo que en su conjunto fueron alternándose las nuevas canciones con aquellas que son piezas imprescindibles, además de otras que no cuentan con la misma presencia, pero son valoradas por escuchas más inmersos en todo lo que se desprende de este cuarteto que se aleja de los artificios.

Aproximadamente una hora con cuarenta y cinco minutos es lo que duró la celebración, mismos que se dividieron en un largo bloque de veintiséis canciones consecutivas hasta la llegada de la pausa que hizo ver que Airin y Michail si pueden llegar a reaccionar ante las reacciones de la gente, ya que fue el momento en el que hicieron ademanes despidiéndose momentáneamente hasta que poco tiempo después Motorama regresó para cerrar el concierto por lo alto con el encore compuesto por tres canciones indicativas del  momento de partir.


Esto fue Motorama en el teatro Metropólitan de la Ciudad de México:


  1. Wind in Her Hair

  2. No More Time

  3. Two Sunny Days

  4. Pole Star

  5. And, Yes

  6. Red Drop

  7. Corona

  8. I See You

  9. Up

  10. Next to Me

  11. Alps

  12. Voyage

  13. Rose in the Vase

  14. Sailor's Song

  15. Dreams

  16. Another Chance

  17. Twilight Song

  18. Tomorrow

  19. Today & Everyday

  20. Not Really

  21. You & the Others

  22. Empty Bed

  23. Heavy Wave

  24. Lottery

  25. Tell Me

  26. To the South

  27. Encore:

  28. Ghost

  29. One Moment

  30. Anchor


Por: J. Alejandro Rojas Luna

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