El soundtrack de la vida
- Ana Cristina Vera
- 6 mar 2023
- 5 Min. de lectura

I'm ready to be heartbroken, 'cause I can't see further than my own nose at this moment.
Lloyd, I’m ready to be heartbroken
Let’s get out of this country.
– Camera Obscura.
Recientemente tuve, si bien por un breve momento, la ilusión de que finalmente, luego de años de estar en la búsqueda, me uniría a ese mágico conjunto universo de mujeres que usan la frase: “tengo un compromiso con mi pareja” y abandonaría la soltería.
Después de la muerte, literal y metafórica, de mi última pareja en 2020, me convertí en navegante experta de las aplicaciones de citas, primero como una herramienta terapéutica que ayudara a superar el duelo, y posteriormente, con algunas heridas en franco proceso de cauterización, convertí el inicial “sólo quiero platicar para sentir que la vida no se termina” por un “Ok, estoy lista para conocer (en el sentido bíblico inclusive) a alguien”.
Se requiere de estómago fuerte y una convicción y esperanza a prueba de todo para resistir y, sobre todo, persistir ante el panorama de citas actual. Personalmente no tengo datos ni experiencias alentadoras. De lo que sí hay evidencias, y muchas, es de necedad, a la cual a mi terapeuta le gusta llamar “pulsión de vida”, por mantener la creencia de que se puede encontrar pareja con el apoyo de la tecnología. Están los que dicen que “aún no saben lo que buscan” porque les da miedo/pena declarar que sólo quieren algo casual o porque de verdad (y qué miedo) no saben lo que quieren. También los que juran que están en una relación poliamorosa o abierta, pero en realidad, sólo le están siendo infieles a su esposa o pareja. Entonces, estaba Él. Hombre decidido, profesionista independiente, que sabe lo que quiere, le gustan los perros y no sabe bailar pero le intenta. Pelón y con cara de golpeador. Así justo como me gustan.
I feel you in my bones now, feel you through and through
True Feeling
The aviary.
– Galantis.
La interacción comenzó con los generales. A diferencia de otros “matches”, procuraba el contacto diario e interés genuino porque conociéramos detalles significativos el uno del otro. Le contaba de mis días en el trabajo, de algunos de mis gustos peculiares y no compartidos con todo el mundo, como los cursos de paganismo que estoy tomando y fue una de las pocas personas a las que mantuve actualizada con fotos y detalles de mis vacaciones en diciembre del año pasado. Seguíamos, sin embargo, en lo virtual, así que el 31 de diciembre, antes de la cena, anticipé una invitación para conocernos en vivo al año siguiente a lo que respondió: “eres hermosa, espero con ansias la fecha”.
Are we ready to be swept off our feet, and stop chasing every breaking wave?
Every breaking wave
Songs of innocence.
– U2.
Sigo sorprendiéndome ante la alegría y el terror que me provoca recibir lo que digo que quiero: pasé rápidamente a ser “el amor de su vida” (así me guardó en su agenda) y a recibir cumplidos y promesas que me sorprendían y me inquietaban, pero, en última instancia, me gustaban, aunque no dejaban de sentirse incómodos, era mucho, muy pronto. Sin embargo, me dejé ir como yo, en tobogán.
Ahí estaba, considerando el tiempo pertinente para provocar el shock en mi familia haciéndoles saber que no moriría sola y rodeada de mis gatos, planeando mi futuro con él en pequeños pasos: invitándolo a un viaje en abril, a un par de shows de comedia en febrero y sobre todo y principalmente, a conocernos, ahora sí, en vivo y a todo color. La cita quedó fijada para uno de los días al acabar una de mis clases y luego de que él terminara de trabajar en un proyecto que se había retrasado y debía entregar.
Se llegó el día, uno particularmente complicado por un par de situaciones en mi trabajo, las cuales atendí con la diligencia y alegría de quien sabe que en unas horas va a vivir algo importante que, potencialmente cambiaría su vida. Las horas avanzaron, mensajes de voz llenos de emoción fueron enviados y recibidos por ambas partes, mi clase transcurrió no con la velocidad que me hubiera agradado, pero al fin, se llegó la hora.
¿me pasas la dirección?
…….
¿sigues trabajando?
…
Holaaaaaa
…
¿me voy a mi casa?
….
Hice llamadas que no tuvieron respuesta, mandé mensajes que no llegaron a su destino y luego de 30 minutos de esperar y todavía con la esperanza de concretar, me di cuenta de que me había bloqueado.
Y así, con la misma intensidad y rapidez con la que fui llamada “el amor de mi vida”, fui enviada a ese círculo del infierno tecnológico de quienes somos bloqueados sin posibilidad de explicación, réplica o cierre.
I have this thing where I get older but just never wiser
Anti-Hero
Midnight
– Taylor Swift.
Lo que me trae de vuelta a la realidad, aún soltera y no sé si con alguna lección aprendida. Tendría que haber sido más cuidadosa y cuestionar la rapidez y profundidad, pero sobre todo la verdad de sus sentimientos por mí. Tampoco era la primera vez que me bloqueaba pero en aquella primera ocasión el obstáculo se salvó luego de que, como novia tóxica, pidiera a una amiga su teléfono para contactarlo y pedirle la oportunidad de hablar. Y se habló. Y ahora, de nuevo no.
Esta vez, sin embargo, no hubo ni habrá segundo intento de restablecer la comunicación. En ese lugar de probables explicaciones para el segundo bloqueo en el que me dejó, ninguna de las posibilidades que me imagino son buenas. Y acá, mi capacidad para creerme todo lo que me dijo es directamente proporcional a mi capacidad para imaginar escenarios horribles: ¿estará casado?, ¿tendrá alguna disfunción? ¿alguna enfermedad mental de esas cuyos comportamientos están clasificados en el DSM-5? ¿me estaban viendo la cara...de nuevo? No lo voy a saber y a estas alturas, ya no importa.
Lo que es evidente es que es alguien claramente impedido de sus facultades de manejo de emociones. Y yo pues, tengo mis propios problemas a resolver, como la manera en la que voy a pagar esa factura de lencería para las visitas que alegremente adquirí mientras estaba embriagada en mi propia ensoñación de lo que sería “nuestra vida juntos”. Eso y otra vez, creerle a mi terapeuta que el compromiso que tengo con mi deseo, mismo que hace seguir intentando una y otra y otra vez es virtud y no defecto y hacer lo propio. Volverlo a intentar.
Picture a place where it all doesn't hurt
Where everything's safe and it doesn't get worse, oh my!
We see through bloodshot eyes
Picture a place somewhere else far away
Where you know what they mean and they mean what they say to us
And would that be enough?
Trustfall
Trustfall
– P!nk.
Por: Ana Cristina Vera
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Y si intentamos otras cosas?!